Testimonio de madre anonima

Tengo una niña que ahora tiene 14 años, vive lejos de mí, con su padre, ella lo decidió así, ¿Por qué tomó esa decisión? Tal vez, por la forma en que la traté.  Cuando ella nació el miedo más grande que tuve fue que algo le pasara, tanto así que cuando di a luz dormía conmigo, pues temía que se confundiera con otros niños, aún cuando ella era la única niña en la sala de bebés..  Fue creciendo y solo me dedicaba a ella. Sin embargo, pasaron muchas cosas que a continuación detallo:

Culparlos indirectamente por nuestras frustraciones personales

Me casé muy joven con el primer hombre en mi vida. Después de casada pensé ilusionada, que la vida era color de rosa como ilusionadas creemos las mujeres.

La convivencia de los primeros 7 años son los más difíciles, y en mi caso fue así, me sentía sola con una niña en brazos, a la cual me aferré y le di todo mi amor, yo sola crié a mi hija. Él nunca estaba para mí, mucho menos para ella, y mí odio y mi resentimiento hacia él crecieron, tanto que sin darme cuenta lo fui volcando hacia mi niña.

Creer que a la edad de 3 a 10 son niños que tienen que pensar como nosotros

Siempre le exigí que coma bien, que arregle su cuarto, que no desordenara, que no se ensuciara, que no bote nada, que siempre tenga buenas calificaciones, que se lave los dientes sola, que sepa bañarse, etc., como si fuera una adulta, sin reparar que solo era una niña que esperaba que yo le enseñe y le exigía cosas que ni yo a la edad que tengo las he aprendido, y, que estúpida que fui, de pedirle algo que nunca le había enseñado.

No ser capaces de bajar a su edad y simplemente jugar con ellos

Este es un error que nunca me perdonaré, y no puedo hacer nada, no puedo regresar el tiempo y enmendar mis errores. Ahora me arrepiento de no haber jugado con ella, nunca la dejé desordenar su cuarto, pelar arverjitas con ella, hacer un jugo juntas, o simplemente jugar con ella.

Mi maldita manía de tener todo en orden hacía que tenga hasta sus juguetes en su caja como recién comprados y no dejar que ella los destroce, producto de su propia edad, porque a esa edad ella estaba descubriendo cosas, el desorden que ella podría haber generado se podía arreglar, lo que ella recordaría si yo hubiera jugado más con ella, nunca lo olvidaría, pero ya es tarde.

Sin embargo, cuando discutimos con ellos por alguna razón,  si somos capaces de ponernos a su altura y nos comportamos como ellos

Cuando teníamos una discusión y por su edad me contestaba mal, en vez de sentarme a conversar con ella como un adulto, ¿qué hacía? también dejaba de hablarle porque según yo, pensaba que ella era la que  tenía que pedirme perdón, por el simple hecho de que era la hija y yo la madre, jefa, patrona, etc. etc.

Ponerle la mano encima a un niño es algo que ellos nunca olvidan y lo que es peor, con el tiempo es algo que martilla la cabeza y no hay perdón que valga, aún cuando ellos te digan que ya lo olvidaron

Jamás me perdonaré haberle puesto la mano encima tantas veces, gritarle y hacerla sentir disminuida, solo por el hecho de que yo mandaba. Ahora que estoy lejos recién puedo sentir lo que ella sintió y nunca olvidaré su miradita de odio o de miedo, y eso sí es algo que ella y yo jamás olvidaremos.

Engreír no significa restar autoridad, engreír significa brindarle tu amistad dentro de la autoridad

En verdad, ahora ya tarde recién reconozco que ser padres es una tarea que Dios nos manda y el engreír, jugar con ellos, bajarnos a su edad por un segundo, hacen que eso lo recuerden el resto de sus vidas y nos consideren sus amigos y no sus carceleros, ahora recién me doy cuenta de cuánto daño le hice y no la culpo por no querer verme, por no confiar en mí, por no querer vivir conmigo. Solo te pido, mi reinita, que me perdones por lo que te hice sentir, y que no tengas ese rencor en tu corazón, sigue adelante y sé feliz. Cada día trata de lograr todas tus metas, aunque sé que te hace falta la figura materna en tu vida, sobre todo porque eres joven, asumo el dolor que estoy sintiendo y que esto sirva para que otras mamás o papás traten a sus hijos como tal, hijos que vinieron para que les enseñemos el camino, no para desquitarnos con ellos cuando estamos hartos del momento que vivimos. En verdad créanme, lo que pasé deseo que nadie más lo pase, los niños son una alegría en nuestras vidas y ellos están ansiosos de aprender y jugar aprendiendo, dentro de la disciplina también se juega y es irónico porque recién ahora lo sé.

Esto es dedicado a ti, mi reyna, porque sólo espero que algún día muy al margen de todo lo que te hice sentir, sepas que realmente te adoro y que no sé cómo hice que te alejaras de mi vida y lo que es peor, no sé cómo es que sigo viviendo sin ti.