La atención temprana es un derecho reconocido a niños y niñas que tengan alteraciones en su desarrollo. Este derecho se encuentra recogido en el artículo 25 de la Convención Internacional de los derechos de las personas con discapacidad, en lo relativo a Salud. El objetivo de la atención temprana incluye así mismo la detección precoz y el diagnóstico, de hecho, en muchos lugares es en estos centros donde se realiza el diagnóstico tras la derivación por los servicios de pediatría o neuropediatría. La atención temprana no es una intervención del ámbito educativo, se considera una intervención del ámbito sanitario.

Se define como atención temprana como “El conjunto de intervenciones dirigidas a niños y niñas de 0 a 6 años, a su familia y al entorno, que tienen como objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo, o que están en riesgo de padecerlos”.

Por tanto, podemos entender que la función de la Atención Temprana debe incluir también a la familia, sobre todo en los aspectos referidos a la formación inicial. Y en lo referido a la atención al niño o niña con autismo, los programas de atención que se llevarán a cabo deben ser los siguientes:

  • Evaluación completa de fortalezas y debilidades. Dentro de la evaluación se deben considerar aspectos relacionados con:
  • Trastorno del Procesamiento Sensorial
  • Capacidades comunicativas
  • Autonomía personal
  • Generación de habilidades y enfoques proactivos para la gestión de conductas
  • Desarrollo de competencias sociales
  • Fomento de la independencia
  • Desarrollo de habilidades cognitivas
  • Presencia o no de desordenes alimenticios
  • Programa individualizado de trabajo
  • Formación e información a la familia

¿Qué profesionales encontraremos en los servicios de Atención Temprana?

Podemos encontrar a psicólogos, neuropsicólogos, logopedas o fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas o integradores sociales. La intervención suele ser multidisciplinar, de forma que cada especialista abordará una parte de la intervención. Aunque obviamente estará perfectamente coordinada y planificada.

¿Cuantas horas de Atención Temprana debe recibir el niño?

Aquí se da la máxima de que “a más mejor”. Es decir, que la cantidad de horas de intervención semanal serán directamente proporcionales con los avances del niño. No obstante estos avances estarán relacionados con cada niño. Esto significa que no hay una tabla matemática que relacione horas con avances, cada niño es distinto, algunos tendrán avances muy significativos en cortos periodos de tiempo y otros requerirán de más tiempo. Pero todos avanzaran.

En cuanto a las horas semanales de atención tenemos desde el modelo de 40 horas semanales propuesto por Loovas (1987), a las 25 a 30 horas semanales propuestas por Eikeseth, Smith, Jahr, y Eldevik (2002) o por Howard y sus colegas (2005). Debemos tomar también en consideración el tiempo de atención en el entorno familiar, es decir, que en familias que han recibido una adecuada formación, esta “intervención” puede extenderse los 7 días a la semana. Considerando que hablamos de niños pequeños, es muy importante no generar una saturación en el niño. Es por ello que cada día más, una gran parte de la intervención se lleva a cabo desde modelos basados en el juego.

Es importante remarcar que a mayor capacitación por parte de la familia, mayor intensidad y duración podrá tener esta intervención. La tutorización de la familia por parte del equipo profesional es un procedimiento que ayuda a extender esta atención, dado que es muy difícil poder sufragar el costo de estas 25 horas de Atención Temprana semanales, la formación de la familia adquiere por tanto una gran relevancia.

¿Durante cuanto tiempo hay que realizar la Atención Temprana?

No existe un tiempo predefinido, variará en función de cada niño. Algunos niños requerirán de meses, otros de años. A medida que el niño vaya adquiriendo habilidades las horas se irán reduciendo paulatinamente, y este tipo de intervención de tipo sanitario se ira reemplazando por una intervención de tipo educativo. Existirán solapamientos lógicos entre ambos aspectos, el educativo y el sanitario, ya que ambas intervenciones no son excluyentes una de la otra, y a medida que la intervención sanitaria disminuye, la educativa aumenta. Unos de los objetivos de la Atención Temprana es que el niño esté lo mejor preparado para afrontar su inclusión en sociedad, y el colegio es una parte importante de la sociedad.

Fuente: Autismo Diario