Debido a que el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se hace mucho más evidente en la etapa escolar, el maestro no puede ser ajeno a las dificultades que los niños con este desorden neurológico suelen presentar. Su participación es ineludible y debe mostrar iniciativa de informarse sobre el alumno y sobre las características del TDAH.

Puede empezar convocando a reuniones con la familia y preguntar por las necesidades específicas del niño y sus puntos débiles, así como de la forma de poder ayudarlo. De hecho, los programas de tratamiento de hoy contemplan la intervención del maestro de manera decisiva y obligada si se quiere alcanzar los objetivos.

Así, por ejemplo, es importante que el profesor conozca si el alumno sigue indicaciones médicas específicas, y para entender esto es igualmente significativo que el profesor se informe sobre este trastorno. Profundizar su conocimientos sobre el tema, le permitirá saber cómo actuar ante determinadas situaciones.

Recibir capacitación, leer artículos de profesionales de la salud autorizados en el tema, en general investigar sobre el tema son algunas de las pautas que recomendamos al profesor que quiera ayudar y aportar en la educación del alumnado con TDAH.

Durante las clases 

Otro punto importante es que los profesores deben aprender a aceptar las dificultades del niño con TDAH, abordar estas con normalidad sin darle excesiva importancia y no hacerlo sentir como el raro del aula. Aquí, pueden aliviar la situación diciendo al alumnado en general: “nadie es perfecto, todos nos equivocamos”.

Los niños con TDAH, al igual que otros, necesitan de los elogios y ánimos. En momentos en que su esfuerzo ha obtenido buena respuesta es bueno decirles, tanto en privado como públicamente, que su intervención ha sido muy positiva y animarlo a que siga adelante con el mismo interés, eso si con expresiones siempre en positivo. Así evitar frases como “bien, pero lo puedes hacer mejor”. Es preferible usar expresiones como: “muy bien, la próxima intenta mejorar esto”.

Es bueno que el profesor se acerque a la mesa de trabajo del niño, de rato en rato y preguntarle si tiene dudas o necesita apoyo, así como promover actividades en las cuales el alumno con TDAH pueda destacar por sus habilidades. Esto hará que sea admirado por sus compañeros y lo ayudará a incrementar su autoestima. Asimismo, pensar en ejercicios grupales que permitan al menor integrarse con los demás, dándole un rol esencial dentro de este.

Ahora, Si por alguna razón amerita llamarle la atención, hacerlo de forma discreta. Es importante que el profesor acuerde con el alumno unas señas que hagan que este último comprenda que debe corregir algo o continuar con su trabajo.

Adaptarse a sus necesidades

Otro aspecto importante que el maestro debe considerar es la ubicación de menor, de preferencia alejarlo de las distracciones, como ventanas y puertas, así como evitar juntarlo con compañeros en quienes pueda apoyarse para copiar o completar las tareas.

Las instrucciones deben darse con proximidad física y con contacto ocular, de una en una, de manera concisa, clara y asegurándose siempre de que haya entendido, pidiéndole que lo repita.

Si el profesor identifica que el alumno necesita de medidas que vayan más allá de sus competencias en el aula, deberá informar al orientador para trazar un plan más específico.

Fuente: Fundación CADAH